¡No os imagináis las ganas que tenía de hacer una tarta de limón! Sin horno, que en estas fechas no apetece nada, y con limón de verdad en lugar de gelatina. Allá vamos:
Base de galletas:
- 150 g de galletas digestive de avena
- 60 g de mantequilla sin sal derretida
Relleno de la tarta:
- 100 ml de zumo de limón
- 50 g de azúcar
- 4 hojas de gelatina
- 250 g de queso philadelphia
- 200 ml de nata para montar + 50 g de azúcar
Cobertura:
- 100 ml de zumo de limón
- 50 ml de agua
- 50 g de azúcar
- 1 hoja de gelatina
- ralladura de un limón
Preparación:
Forrad un molde desmontable con papel vegetal.
Base de galletas: trituramos las galletas, añadimos la mantequilla derretida y mezclamos bien. Lo echamos en el molde y aplastamos bien con una cuchara. Reservamos en la nevera.
Relleno:
Metemos las hojas de gelatina en agua fría, al menos 10 minutos. Calentamos el zumo de limón junto con el azúcar en un cazo, sin dejar de remover. En cuanto hierva, echamos la gelatina bien escurrida y removemos para que se integre. Reservamos.
Montamos la nata con el azúcar; no hace falta montarla «del todo»; que quede como una crema.
Echamos el queso de untar en un bol y añadimos el zumo de limón. Removemos bien, primero con una espátula y luego con unas varillas hasta que no queden grumos. Añadimos la nata montada y lo mezclamos todo bien. Lo echamos sobre la base de galletas.
Lo dejamos enfriar en el frigorífico al menos 4 horas.
Cobertura:
Hidratamos la hoja de gelatina en agua durante 10 minutos.
Calentamos el zumo de limón, el agua y el azúcar en un cazo y, cuando hierva, retiramos del fuego y añadimos la gelatina bien escurrida. Removemos para que se integre y lo dejamos enfriar un poco para que no nos estropee la tarta (lo que ocurre si lo echamos aún caliente).
Una vez templado, lo añadimos con cuidado sobre la tarta. Espolvoreamos la ralladura por encima y dejamos enfriar al menos 2 horas.
Desmoldamos, ¡y listo!